Elegir una carrera universitaria es una de las decisiones que más van a marcar tu vida, y a menudo se toma con poca información y madurez. Es habitual terminar la universidad, comenzar a trabajar y darse cuenta de que algo falla. 

 

Cuando esto ocurre, entras en una crisis existencial. Lo que parecía funcionar ya no funciona y descubres que aquello que perseguías no te hace feliz.

 

Volver atrás es imposible y estudiar otra carrera es tremendamente difícil y requiere tiempo. Lo que sí puedes hacer de una forma relativamente fácil es cambiar de trabajo. Hay multitud de opciones, por suerte.

 

En este artículo voy a comparar la vida de un profesor/a de Lengua y Literatura Castellana en frente a la de un abogado (en realidad, hablo de un abogado pero es válido para cualquier profesión en el sector privado como puede ser periodista, publicista, etc).

 

El trabajo debe permitirte llevar una vida adecuada a tus circunstancias y necesidades, y una profesión como la de profesor de secundaria tiene muchísimas ventajas. Espero ayudarte con este artículo a que encuentres tu propio camino.

 

¿Por qué elegiste estudiar tu carrera?

 

Elegir bien una carrera universitaria es un quebradero de cabeza para muchas personas. A no ser que tengas una vocación muy clara desde pequeño, las dudas te van a sobrepasar. Y es lo normal, porque a los dieciocho años uno no tiene la madurez suficiente para semejante decisión, no conoce las puertas que te puede abrir cada carrera y no puede adivinar cuáles van a ser sus necesidades diez años después.

 

Ahora tengo claro que, por orden de prioridad, estas son las preguntas que debes responder para elegir bien tu carrera. Cada una será un filtro y al final solamente deberían quedarte una o dos opciones.

 

  1. ¿En qué soy bueno? 
  2. ¿Qué oportunidades laborales tendré y en qué condiciones: salario, flexibilidad, horario…?
  3. ¿Me lo puedo permitir: tengo dinero, me da la nota, tengo las habilidades y capacidades intelectuales necesarias…?
  4. ¿Qué me gustaría hacer?

 

Como ves, que te guste la carrera es lo último que debes valorar. Antes tendrás que asegurarte de que puedes ser bueno, que tendrás opciones de ganarte la vida en unas condiciones que te satisfagan y que tienes los medios para sacar tus estudios adelante. 

 

Pero esto lo sé ahora , muchos años después. Lo habitual es pensar únicamente en el último punto.

 

Quizás la carrera no te gustó nada, incluso puede que estuvieras a punto de abandonar en algún momento. O a lo mejor la disfrutaste y la recuerdes con cariño. Pero lo realmente importante es lo que viene después, la etapa más larga de tu vida: el mundo laboral.

 

Tu primer trabajo

 

Estás acostumbrado a ir a algunas clases, por la tarde al gimnasio, tomar cañas con los amigos y a veces estudiar un poco. Es una vida cómoda y la controlas bastante bien. Pero al acabar la universidad te encuentras perdido. Tienes que hacer algo diferente y no sabes qué. Tus primeros trabajos van a marcar tu carrera profesional y debes elegirlos bien, pero probablemente las oportunidades no abunden.

 

Posiblemente, eches algunos currículums casi al azar y termines trabajando de pasante en un bufete o becario en el departamento legal de una gran empresa. En el mejor de los casos, ¡puede que incluso te paguen algo por este primer trabajo! 

 

Los primeros días serán excitantes pero poco a poco la realidad se irá imponiendo: debes trabajar una cantidad inhumana de horas, obedeciendo órdenes caprichosas, realizando tareas sencillas, aburridas y aparentemente sin sentido, pero siempre urgentes. Suele ser realmente estresante. Y, sobre todo, frustrante

 

La crisis existencial

 

Aquello no se parece en nada a lo que habías imaginado. Definitivamente,te das cuenta de que no es para ti. ¿Es esto a lo que estás destinado por haber estudiado Derecho (léase también Publicidad, Periodismo o cualquier otra carrera)? ¿O hay otros trabajos? En tal caso, ¿por qué has elegido este?

 

Cuando uno es joven siempre sueña con comerme el mundo, tener un trabajo importante y cobrar un buen sueldo. Ahora vistes traje y corbata a diario pero te sientes desgraciado (puede que la corbata ayude bastante a sentirte así). Seguramente sientas la sensación de que tu trabajo es completamente irrelevante para el mundo, encima me desagrade profundamente y tu sueldo sea bastante mediocre.

 

En una situación así, lo inteligente es pararse a pensar qué es lo que falla, qué necesitas realmente y definir un plan para conseguirlo. 

 

Puedes pensar en hacer un máster pero, ¿cómo saber qué máster te conviene? ¿Realmente funcionará o será otra trampa cara como la carrera? O puedes abrir un perfil en Linkedin, fusilar con tu CV a todas las empresas que conozcas y pasar mucho tiempo en Infojobs. Será como disparar aleatoriamente esperando acertar en algún blanco, pero quizás alguien te ofrezca un trabajo mejor…que tampoco te satisfará.

 

Para y piensa… ¿qué quieres realmente?

 

Cuando uno cambia varias veces de empresa y puesto se da cuenta de que los puntos negativos siempre son los mismos: un horario de mañana y tarde, pocas vacaciones, un jefe agobiante, un salario poco más que decente y mucho estrés. Y muchas personas no están dispuestas a aceptarlo (aunque no hagan nada para solucionarlo, pues la libertad tiene un precio y hay que estar dispuesto a pagarlo).

 

Voy a contarte cómo resolver esta crisis.

 

Para un momento y piensa fríamente: ¿qué necesitas para ser feliz? La respuesta es muy personal pero lo más probable es que gire entorno a estos valores:

 

  • Libertad económica
  • Tardes libres
  • Muchas vacaciones para disfrutar de tus hijos
  • Sentir que tu trabajo es útil

 

A partir de aquí, piensa en las diferentes posibilidades laborales que pueden satisfacer la mayoría de los puntos anteriores: un negocio online, diversas maneras de generar ingresos pasivos…¿o qué tal profesor de Lengua y Literatura Castellana

 

Supone un cambio radical, sí, pero cumple con todos los puntos de la lista: el estudio de la lengua es importante, ayudarías a jóvenes a mejorar académica y personalmente, tendrías mis tardes libres, largas vacaciones y un buen sueldo. Y no creas que es algo extraño, cada vez son más los que se presentan a esta oposición y provienen del mundo de la abogacía, el periodismo, la publicidad, etc.

 

Y requiere de un plan a medio plazo. Tendrás que estudiar el Máster en formación del profesorado y encontrar un buen preparador o academia para preparar la oposición de Lengua y Literatura Castellana. 

 

¡Al fin profesora de Lengua y Literatura Castellana!

 

Si eres recién licenciado, el momento para estudiar es idóneo porque todavía tienes hábito de estudio y una mente ágil. Si, por el contrario, trabajas a tiempo completo y/o crías a tus hijos, el sacrificio será mucho mayor pero si estás dispuesto a pagar el precio puedes conseguirlo (la mayoría de opositores ya trabajan como interinos o en empresas privadas). 

 

Yo me presenté en 2003 al poco de terminar mi carrera de Filología Hispánica y gracias a una buena preparación y a que las oposiciones fueron realmente difíciles (sí, has oído bien) conseguí una de las plazas convocadas en la Comunidad Valenciana, ¡siendo, además, la número 1 de toda la oposición! El esfuerzo mereció la pena.

 

No es oro todo lo que reluce

 

Me gustaría decirte que ser profesora de Lengua y Literatura Castellana  es el trabajo perfecto y que si apruebas la oposición vas a ser plenamente feliz a nivel profesional. Pero te estaría mintiendo. No existe el trabajo perfecto, ni tampoco todas las personas están hechas para cualquier trabajo. Debes comprender bien tu personalidad y tus circunstancias, y entonces elegir el trabajo que mejor te convenga.

 

A pesar de haber encontrado una profesión que encaja perfectamente con mis necesidades actuales, existen algunos inconvenientes que debo compartir contigo.

 

En primer lugar, tratarás a diario con un alumnado que tiene una edad complicada. En general, encontrarás buenos chavales y aprenderás mucho de ellos, pero siempre habrá algunos que prefieren estar a otras cosas. Con experiencia, poco a poco, aprenderás a gestionar cada grupo y situación de la mejor manera posible. 

 

El sistema educativo tampoco te va a ayudar y te exigirá impartir un temario demasiado denso y poco práctico. Va a ser difícil llegar a todo sin correr excesivamente, así que deberás encontrar un equilibrio adecuado y no permitir que esto te ponga límites.

 

Aunque no tienes un jefe directo encima tuya constantemente, cada centro está gestionado por un equipo directivo con el que es habitual discrepar. Según las estadísticas, las diferencias con el equipo directivo son la primera causa de descontento entre el profesorado, muy por encima del alumnado. 

 

¿Abogado o Profesor? ¿Cuál es tu camino?

 

El objetivo de este artículo es explicarte, desde mi punto de vista y experiencia personal, las ventajas e inconvenientes de trabajar en una empresa privada y de ser profesora de Lengua y Literatura en un instituto público. Creo que ya lo he hecho en gran medida, pero voy a resumir los pros y contras de cada profesión.

 

Horario

 

En una empresa privada sabes cuándo entras pero no cuándo sales de la oficina. Como mínimo debes permanecer allí ocho horas diarias, que a menudo se convierten en nueve o diez. 

 

Los profesores terminamos como máximo a las dos y media, aproximadamente (cada instituto tiene su horario). Contabilizando el número de horas anuales, un profesor trabaja la mitad que un empleado de la empresa privada.

 

Vacaciones

 

Una empresa privada te dará 22 o 24 días de vacaciones al año que, en teoría, puedes elegir cuando mejor te convenga. Y digo en teoría porque vas a tener que coordinarte con otros compañeros y evitar momentos de alta carga de trabajo (según la fase de un proyecto, las Navidades en el comercio, el verano en el sector turismo, etc). Es habitual que nunca te dejen coger más de dos semanas seguidas.

 

Si tienes suerte de caer en una buena empresa, también te darán algunos puentes y, quizás, una semana en Navidad.

 

Pero el profesor disfruta de dos semanas de vacaciones navideñas, la Semana Santa completa, muchos puentes y dos meses completos en verano (que en realidad se alargan un poquito más). La victoria es por goleada

 

Salario y derechos laborales

 

Un profesor recién entrado (sin trienios ni sexenios) cobra catorce pagas de unos dos mil euros netos. 

 

Posiblemente encontrarás mayores sueldos en la empresa privada que en la docencia, aunque en pequeñas empresas fuera de las grandes ciudades seguramente ocurra al contrario. Sin embargo, la diferencia no va a ser muy grande a no ser que alcances puestos de directivo.

 

En cuanto a derechos laborales como bajas, licencias, excedencias, etc está claro que el funcionario gana de nuevo por goleada.

 

Interés del trabajo

 

La docencia no es para todo el mundo, debe gustarte hablar con otras personas y tratar con jóvenes. 

 

La mayoría de profesores entendemos que nuestro trabajo es importante. Formamos a los adultos del futuro, y no solamente en nuestra materia, ya sea matemáticas o lengua, sino también en otros aspectos de desarrollo personal. Por suerte, tenemos la libertad de impartir nuestras clases como mejor nos apetezca, utilizando los medios y métodos que nos parezcan adecuados y diseñando actividades divertidas. 

 

Puede resultar repetitivo enseñar cada año lo mismo pero existen maneras de evitar la monotonía: elige diferentes cursos cada año, cambia ciertas actividades, organiza excursiones, cambia de centro cada ciertos años…

 

En una empresa privada debes hacer lo que te ordena tu jefe y tienes muy poca flexibilidad para elegir qué es lo importante en cada momento o cómo hacer cada tarea. Puedes tener suerte y encontrar un trabajo interesante pero la mayor parte del tiempo estarás preparando informes o justificando tu desempeño.

 

En ambos casos hay cierta carga administrativa que resulta poco agradable.

 

Estrés

 

Las horas del profesor son intensas pero escasas y cuando vuelves a casa o te vas de vacaciones los problemas desaparecen por completo. Mañana será otro día y en septiembre comenzará un nuevo curso con alumnos diferentes. 

 

Sin embargo, los problemas de la empresa privada son a largo plazo y a menudo te los llevas contigo a la cama. Tendrás un jefe (o varios) encima tuya constantemente y también es habitual tener que estar pendiente del móvil del trabajo durante las vacaciones, lo que te impide desconectar.

 

Es muy evidente que en cuestiones de estrés gana el funcionariado.

 

Carrera profesional

 

En la práctica, existen pocas opciones de hacer carrera profesional en la empresa privada. Para ascender debes, bien ser un trepa, bien estar en el lugar y momento oportuno. Sin embargo, la teoría indica que hay más oportunidades de crecer en la empresa privada.

 

Un profesor no suele aspirar a más que cambiar a un instituto mejor e ir acumulando trienios. Existe la posibilidad de formar parte del equipo directivo como jefe de estudios o director, o incluso pasar a un puesto en la Consejería de Educación.

 

Estabilidad laboral

 

El trabajador de la empresa privada siempre está caminando por la cuerda floja, en cualquier momento pueden prescindir de él alegando diferentes motivos: reestructuración de personal, baja carga de trabajo, dificultades económicas de la empresa, etc.

 

Puedes vivir situaciones en que el miedo a ser despedido provoque enfrentamientos y falsas acusaciones entre trabajadores. No es agradable trabajar en una mbiente como este.

 

Sin embargo, el profesor de Lengua y Literatura Castellana es funcionario y sabe que su puesto no peligra. Esta estabilidad te permite conciliar mejor el sueño e iniciar proyectos personales como comprar una vivienda o tener hijos.

 

Jefes

 

Es probable que estés harto de tu jefe si trabajas en una empresa privada. Una de sus obligaciones es controlarte y conocer qué estás haciendo cada minuto, y eso te tiene que acabar afectando. Esa sensación de continuo control puede llegar a ser asfixiante.

 

Ahora no tengo claro ni quién es mi jefe. Si bien es verdad que algunos asuntos los marca el equipo directivo y el jefe del departamento de Lengua, al final el amo y señor de lo que ocurre en mis clases soy yo.

 

Movilidad

 

En ocasiones la situación personal nos obliga a mover nuestra residencia a otra ciudad o país, o quizás simplemente nos apetece un cambio de aires. 

 

Si trabajas en una empresa multinacional es probable que encuentres opciones para cambiar de una sede a otra, o incluso desplazarte temporalmente por algún proyecto concreto. En el caso de que quieras cambiar a un lugar diferente, entonces tendrás que cambiar de empresa con las dificultades y riesgos que esto conlleva.

 

Un profesor ha aprobado las oposiciones en una comunidad autónoma concreta pero tiene movilidad nacional. Cada dos años se convoca un concurso de traslados en el que puedes elegir cualquier destino dentro de España. Las condiciones de trabajo serán exactamente las mismas.  

 

Relaciones personales

 

Por último, es probable que en una empresa privada tengas buenos y malos compañeros. Compartir momentos duros en el trabajo une y puede que establezcas amistades para toda la vida.

 

Pero como profesor, el trato con otros profesores será escaso. Echarás de menos pasar tiempo y hablar con personas de tu edad, y al hacerlo tan poco tiempo será difícil establecer relaciones personales. Sin embargo, siempre habrá alguien con quien tomar un café en la típica hora libre o cuando no haya alguna reunión semanal, y charlar a la hora del recreo en la sala de profesores.

 

Espero que mi experiencia te haya servido de inspiración para encontrar tu propio camino. Como ves, no existe el trabajo perfecto y cada circunstancia personal requiere un tipo de trabajo diferente, pero ser profesora de Lengua y Literatura Castellana tiene muchísimas ventajas.

 

Me gustaría recordarte que he diseñado el método EMAP para que dispongas de todo lo necesario para conseguir tu plaza, superando las desventajas de una academia convencional. Te animo a que continúes indagando en mi web y descubriendo el método EMAP, y espero que decidas unirte para que recorramos el camino juntos. 

 

También te invito a que comentes este artículo y, si necesitas saber algo más, contactes conmigo a través del formulario web. ¡Prometo contestarte lo antes posible!